A lo largo de mi vida me he encontrado con
personas que de una manera descarada han ido “a lo suyo” sin importarle quien
tienen a su lado. Algunos jefes, empresarios, que por una módica cantidad me
tenían contratado eran, son, así. En su día me revelaba contra ellos, quería
poner por encima de todas las cosas mis derechos como trabajador y como
persona, me tiraba de los pelos ante la cara dura que mostraban. Cuando las
circunstancias me permitieron alejarme de ellos he visto con la perspectiva
necesaria que ellos defendían sus intereses, yo los míos. Es un juego que te
proponen y no te queda otra que aceptar. No les guardo rencor, son así. Ahora
que he conseguido vivir sin mandar ni que me manden, no sé cuanto tiempo podré
mantener el estatus en que me encuentro, me encantaría coger uno por uno a
estos y estas, que de todo hay, y explicarles que las cosas no se hacen así,
que los negocios les van cada vez peor precisamente por tratar tan mal a sus
empleados, que ganar dinero a costa de todo no es la solución de los problemas.
Pero aunque el tiempo me ha demostrado que la gente cambia, no tengo muchas
esperanzas en que me escuchen. Allá ellos. Yo duermo todas las noches con una
tranquilidad que ellos no tienen. Lo sé. Al final todo se sabe.
Bienvenido lo que venga.