QUÉ DIFERENCIA
Ayer hablaba de ese vecino que piensa que la
humanidad le debe algo y por tanto es un permanente niño mal criado de cuarenta
años. Hoy quiero referirme al caso contrario; mi vecina de enfrente. No sólo
existe la diferencia de sexo, es un todo de buena vecindad. Saluda, es atenta,
reconviene a la revoltosa de su nieta cuando esta cuatro añera hace gala de su
corta edad.
Ayer estaba sentada en la escalera, se había
olvidado las llaves y esperaba paciente a su marido, también un vecino amable y
cortés. Al verme bajar, apartó su bolso y ella misma se corrió a un lado para
que pudiera pasar sin mayor percance. Con una sonrisa me saludo y contó su
cuita con las llaves.
Ser agradable cuesta lo mismo que ser un
borde, la diferencia estriba en el beneficio que cada acción causa. Un ejemplo;
en caso de incendio, Dios no lo quiera, ¿a quién iría yo a salvar primero?
Gracias por vuestra atención y bienvenido, lo
que venga.