martes, 15 de mayo de 2012


QUÉ DIFERENCIA
Ayer hablaba de ese vecino que piensa que la humanidad le debe algo y por tanto es un permanente niño mal criado de cuarenta años. Hoy quiero referirme al caso contrario; mi vecina de enfrente. No sólo existe la diferencia de sexo, es un todo de buena vecindad. Saluda, es atenta, reconviene a la revoltosa de su nieta cuando esta cuatro añera hace gala de su corta edad.
Ayer estaba sentada en la escalera, se había olvidado las llaves y esperaba paciente a su marido, también un vecino amable y cortés. Al verme bajar, apartó su bolso y ella misma se corrió a un lado para que pudiera pasar sin mayor percance. Con una sonrisa me saludo y contó su cuita con las llaves.
Ser agradable cuesta lo mismo que ser un borde, la diferencia estriba en el beneficio que cada acción causa. Un ejemplo; en caso de incendio, Dios no lo quiera, ¿a quién iría yo a salvar primero?
Gracias por vuestra atención y bienvenido, lo que venga. 

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