EL PLACER DE LO PROHIBIDO
Soy fumador, quiero dejarlo. Pero ese es otro
asunto. La cuestión es que debido al encarecimiento del tabaco la gente como
yo, que con un par de cigarrillos al día no llegan a parte alguna, no nos queda
otra que utilizar el tabaco de liar. Y he de confesar que siento un placer
inigualable cuando en el water de un establecimiento público me lío un cigarro.
No lo enciendo, sólo lo hago. Soy consciente de que es una tontería, fumar
tabaco no es delito, no mezclo sustancia alguna. Si alguien me pillaran en
actividad, no podrían hacer nada contra mí. Sin embargo, esa sensación de estar
haciendo algo mal visto por la bien pensante sociedad a escondidas, es algo que
me gusta sobre manera. Son tantas las normas que estas pequeñas alteraciones de
la conducta, no dejan de ser un alivio.
Bienvenido, lo que venga.
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