jueves, 10 de mayo de 2012


EL PLACER DE LO PROHIBIDO
Soy fumador, quiero dejarlo. Pero ese es otro asunto. La cuestión es que debido al encarecimiento del tabaco la gente como yo, que con un par de cigarrillos al día no llegan a parte alguna, no nos queda otra que utilizar el tabaco de liar. Y he de confesar que siento un placer inigualable cuando en el water de un establecimiento público me lío un cigarro. No lo enciendo, sólo lo hago. Soy consciente de que es una tontería, fumar tabaco no es delito, no mezclo sustancia alguna. Si alguien me pillaran en actividad, no podrían hacer nada contra mí. Sin embargo, esa sensación de estar haciendo algo mal visto por la bien pensante sociedad a escondidas, es algo que me gusta sobre manera. Son tantas las normas que estas pequeñas alteraciones de la conducta, no dejan de ser un alivio.
Bienvenido, lo que venga. 

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