Me apetece entrar en la danza de la confusión.
Me apetece ponerme a hablar de la independencia de Cataluña, del paro, de la
crisis… Y es que ya no son solamente los subvencionados y dirigidos medios de comunicación
los que están echando leña al fuego; ¡más madera!, gritaba el otro. Un número indeterminado
de quidam que pueblan mi facebook se dedica a abrumar de datos, siempre contrastados
con su propio pensamiento, a los que tenemos la buena voluntad de leerles. Y si
no los conociera, pues bueno, pero es que a casi todos los he sufrido y sé de su
catadura moral. Me apetece empezar a lanzar: balas, dardos, puyas, piedras,
golpes, lanzas, navajas, objetos… todo lo que tenga a mano para que acierte a
quien se sienta ofendido. Me apetece hacerlo desde mi blog. Casi nadie lo lee
así me evito algo que detesto, la discusión: no vale para nada discutir en esta
sociedad donde la razón la tiene la oveja que bala en sintonía con lo que le
mandan. Animalejos que repiten la consigna del cerdo.
Bienvenido lo que venga.
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